Ir al contenido principal

Tiempo para la Gratitud



Continuando con las aventuras de novia/recién casada, estos días hemos estado en plena elaboración de las tarjetitas de agradecimiento (que queremos, no se limiten solo a los regalos “físicos” recibidos). Y resultó que era una tarea mucho más titánica de lo que imaginamos al principio. Una opción era dejar el tema ahí y agradecer mentalmente a todos los que nos hicieron llegar su cariño, sus regalos, sus detalles… o ver la forma de encontrar el tiempo para la gratitud. Hemos elegido lo segundo.
Explorando el significado de la palabra gratitud, de ese famoso “gracias” que desde pequeños mamá y papá nos recuerdan a cada rato debemos decir cuando recibimos algo de alguien; encontré algo que me llamó poderosamente la atención. Una de las acepciones hace referencia a la palabra caridad a través del latín charitas –atis y caritas, caritatis,  que contribuye a la formación de la palabra caricia.
Imagino así cómo en cada ocasión que brindamos un “gracias”, en cada ocasión que nos damos “tiempo para la gratitud”, estamos casi literalmente acariciando a la otra persona. Porque resulta que no es empresa fácil darse tiempo para la gratitud – quizás por ello los papas insisten tanto cuando somos pequeñitos!!!-.
Para poder dar las gracias por algo, a alguien, deben primero suceder varias cosas:
Haber estado lo suficientemente atentos como para percibir, notar, darnos cuenta de que hemos recibido algo de alguien.   
Una vez reparado el hecho, el detalle, incluso el silencio, querer agradecerlo. Estar dispuesto – darnos el tiempo – a brindar una caricia de vuelta.
3º Expresar nuestra gratitud de tal forma que la otra persona la reciba. Eso implica detenernos y pensar cómo, cuándo, dónde puedo expresar de la mejor manera mi gratitud.
Me ha ocurrido en varias ocasiones haber dicho el famoso “gracias” que nos inculcaron de pequeños de manera casi automáticamente, rápidamente, como un reflejo. Dudo que en esas ocasiones las personas a quienes dirigí ese gracias hayan sentido que recibían una caricia de gratitud de mi parte.

Y encuentro que la gratitud no sólo tiene un lugar para agradecer lo recibido de parte de personas queridas, cercanas, sino también la gratitud a la vida, a Dios, a las personas que a veces sin conocernos. Me ocurrió recientemente que recibí una atención muy cálida y amable en el área de Novios de una tienda por departamentos. Antes de entrar a la tienda había parado a comprar unos chocolates en mi chocolatería preferida (que para todos los arequipeños y demás conocedores seguramente les será sumamente obvio el lugar); por tanto tenía en una bolsa mis chocolates preferidos. Cuando terminó la atención sentí el impulso de compartir mis chocolates con quien tan amablemente nos había atendido y así lo hice. Imaginarán la sonrisa en el rostro de ella, no se esperaba ese detalle (yo tampoco) y este simple gesto de gratitud seguramente fue más dulce que el chocolate mismo.
Mi invitación esta semana para todos nosotros es que nos atrevamos a darnos tiempo para la gratitud. Que estemos atentos a reconocer lo que la vida y las personas nos dan en el día a día y demos un gracias con forma de caricia. Imagino hasta la persona más dura y fría derritiéndose (aunque sea un poco) ante un gesto de gratitud de nuestra parte. La imagen de la niña acariciando el tremendo elefante me sirve de inspiración para animarme.
Cuando brindamos una caricia no solo la siente el que la recibe son también quien la da.
¿Quiero darme tiempo para la gratitud?, ¿cómo y con quién lo haré?,
Y para monitorear nuestro éxito:
¿Qué espero suceda al finalizar la semana si cumplo el darme tiempo para la gratitud?, ¿cómo me sentiré?
Y aprovecho para dar a todos los que se animan a compartir cada semana conmigo estos espacios de reflexión un profundo y enorme gracias. Es un regalo/caricia recibir sus comentarios, su feedback, su cariño y me energiza de una manera que no puedo describir. Tan solo: ¡Gracias!

Comentarios

  1. Siempre me gusta lo que escribes, y tengo la falla de no agradecer por esa dedicación que tienes de enviarnos tus vivencias que tanto me ayudan, bueno este envío me ayuda a decirte gracias por todas las caricias que me envías.
    Desde Lima-Perú Queca Espinoza

    ResponderEliminar
  2. Sabias palabras Andre, y en un primer intento consciente (no como acto reflejo) quiero agradecerte por compartir conmigo tu blog, tu cariño y cada enseñanza en este corto pero significativo tiempo de intercambio en la ofi. Cariños

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Te invito a no tener ninguna resolución ni meta para el 2024

  ¿ Y si para este 2024 abandonamos las  famosas  resoluciones de   nuevo año  y las ansiadas metas para el año que inicia?   ¿ Qué tal si nos atrevemos a cambiar esas grandes  apuestas y buenas intenciones  por compromisos  concretos,  acciones  pequeñas, rutinas sencillas y asequibles  y nos animamos a  ejecutarlas con disciplina y amorosa consistencia?     James Clear, autor de #AtomicHabits es contundente al evidenciar (en base a la investigación y la práctica) que las metas no son las que mueve la aguja de nuestras vidas y de nuestros resultados; sino más bien la consistencia con que ejecutamos aquellas acciones concretas, cotidianas que se insertan y constituyen el ADN de nuestro día a día.    Te invito entonces, y me autoinvito, a practicar una apuesta humilde e inteligente: abandonar las resoluciones y las metas. Y definir una acción pequeña, concreta, que se alinee con algo importante y valioso para uno. Y ser osados en su ejecución consistente.    “Never miss twice” (nunca fa

El Buitre, el Murciélago y la Abeja

Esta semana recibí gracias a dos generosos envíos (Lucero y Ale) tres interesantes historias que dicen así: El Buitre Si pones un buitr e en un cajón que mida 2 metros x 2 metros y que esté completamente abierto por la parte superior, el ave, a pesar de su habilidad para volar, será un prisionero absoluto.  La razón es que el buitre siempre empieza su vuelo desde el suelo con una carrera de 3 a 4 metros.  Sin espacio para correr, como es su hábito, ni siquiera intentará volar sino que quedará prisionero de por vida en una pequeña cárcel sin techo . El Murciélago El murciélago vuela por todos lados durante la noche. Una criatura sumamente hábil en el aire, pero no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo. Si se le coloca en el suelo en un lugar plano, todo lo que puede hacer es arrastrase indefenso y, sin duda, dolorosamente, hasta alcanzar un sitio ligeramente elevado del cual se pueda lanzar hacia el aire. Entonces, inmediatamente despega . La Abeja La abeja,

“Usé todo lo que me diste”

Cuando me presente ante Dios al final de mi vida, espero no tener ya ni un ápice de talento  y poder decir: “Usé todo lo que me diste”.   Esta frase la tengo en un lugar especial de mi oficina, muy cerca de mi escritorio de trabajo. Refleja un pensamiento, una emoción, una convicción que anhelo tener presente en mi día a día…   Hace un par de semanas recibí la noticia de que un tío muy querido finalmente descansaba, ya estaba delicado y habían sido muy duras sus últimas semanas… me dio pena, pero fue una pena calma pues me reconfortaba saberlo en paz, descansando, habiendo partido rodeado del amor y cuidado de su familia… además había tenido la suerte (y decisión) de visitarlo un par de meses atrás y poder pasar una tarde feliz con él, compartiendo, riendo, despidiéndonos aún sin que lo dijéramos…    Además, al pensar en su vida pensaba en una vida plena, vivida siempre con amor, con generosidad, con la fortuna de envejecer junto a su esposa querida, ver nacer y crecer a sus nietos… ha