Siempre me he considerado a mí misma como una persona de “muerte súbita”, y no me malinterpreten, no se trata de un perfil que busque experiencias extremas tentando la suerte, me basta haber hecho en una ocasión bungee jumping (salté de una caseta suspendida a más de 122 metros en pleno Valle Sagrado) para saber que no tengo definitivamente un perfil que pueda conscientemente y de manera permanente tentar a la muerte. Por el contrario, mi expresión muerte súbita hace más alusión a lanzarme rápidamente a la arena antes que quedarme esperando en el banquillo.
Desde pequeña cuando había por ejemplo lección oral, yo me ofrecía de voluntaria y salía entre las primeras a dar la lección. No era que me sintiera especialmente segura de mis conocimientos (ciertamente nunca fui tan estudiosa aunque sí me era muy amigable el aprendizaje), salía como voluntaria por el simple motivo de no tolerar la angustia, los nervios, de esperar y ver que el pasaba el tiempo y yo sin saber cómo me iría. Incluso esa vez en el Valle Sagrado, en pleno Action Valley (http://www.actionvalley.com/) fui la primera del grupo en subir en la caseta esos 120 metros (seguro si me quedaba abajo y veía a alguien más subir y lo que pasaba luego, finalmente no hubiera tenido el valor de lanzarme yo misma).
Así, mi tendencia a optar por la “muerte súbita” tiene más de no tolerancia al estrés que de valentía. Igualmente es una característica que me ha traído también muchas cosas buenas. Me suelo lanzar a la aventura y no me quedo excesivamente en la reflexión que puede resultar al final paralizante. Ahora bien, recientemente he comenzado a descubrir la belleza que tiene justamente la alternativa opuesta a mi querida muerte súbida: “pre-pararme”. Detenerme y decidir cómo quiero prepararme para aquello que deseo luego vivir, experimentar, vivenciar. Y me encanta.
No encuentro que una opción sea necesariamente mejor que otra, simplemente son diferentes. La mayor ganancia, y aquí justamente mi invitación, es que nos permitamos explorar esos caminos que a veces nunca hemos transitado. A todos los que solemos lanzarnos rápidamente a la piscina antes incluso de haber comprobado su profundidad, nos permitamos el placer de pre-pararnos. Y para quienes han pasado la mayor parte de su vida, parando, preparándose sin atreverse nunca a entrar en el piscina, se atrevan a cerrar los ojos, apretar fuerte los puños y lanzarse esos 120 metros figurados que tanto pavor provocan. Puedo asegurarles en primera persona que es una experiencia sencillamente indescriptible y placentera.
Sucede sí que todos tendemos a movernos en los mismos patrones. Utilizamos la misma ruta para ir al trabajo, practicamos las mismas rutinas en casa. Dormimos en el mismo lado de la cama (tengamos o no pareja), muchas veces solemos no movernos de nuestro lado. Y podría seguir con un largo etcétera. Y esas rutinas justamente nos permiten fluir, atravesar de manera más sencilla los días, no gastar energía innecesaria y poder dedicarla a cosas más demandantes. ¿Y si llenamos nuestra vida exclusivamente de rutinas?... ¿Quedará espacio para nuevos aprendizajes, desafíos nuevos? Se me hace que no, o en todo caso muy poco.
Hoy yo quiero comenzar a disfrutar de placer suave, pequeñito de pre-pararme. De construir pasito a pasito un mañana que anhelo. Como bien dijo una coachee (coachee es la persona que recibe un proceso de Coaching) maravillosa con la que trabajé hace un tiempo, faltando todavía meses para que terminara el año: “quiero prepararme para el año que viene”, quiero vivirlo de manera diferente. Qué mejor decisión que comenzar a construir hoy el mañana que queremos. No se trataba de la típica lista de buenas intenciones de año nuevo, sino de una decisión real, concreta de comenzar a hacer hoy cosas diferentes para disfrutar mañana consecuencias diferentes. Ya lo hemos conversado aquí anteriormente, comenzar a construir hoy por ejemplo la vejez que queremos. Así hoy estoy tomando decisiones que me acercan a aquello que deseo, de la mejor manera posible. Y es justamente para mí, la amante de la muerte súbita, un reto. Como lo será seguramente para aquellos que se han pasado toda la vida estudiando un idioma y no se atreven aún a hablarlo porque les toca salpicarse un poco de esa adrenalina no reflexiva de lanzarse a la piscina.
Cada uno de nosotros conocer cuál es el reto que le toca, cuál es la rutina de la cual vale la pena salir para comenzar a gozar de consecuencias diferentes.
Y en clave de Coaching una invitación para renovar un poco nuestra piel:
¿Cuál es mi tendencia natural al momento de tomar decisiones?, ¿de qué manera suelo enfrentar los problemas/desafíos?
¿Qué acciones me gustaría emprender a partir de ahora para descubrir/probar nuevos escenarios, nuevas consecuencias?
¿Qué modelo, personaje, amigo me puede inspirar a salir de mi rutina y explorar nuevos senderos?
Hola Andrea, interesante lo de llegar a sentir niveles tan altos de estrés ante la expectativa que puedan desarrollar una actitud similar a la valentía, y cómo luego eso se constituye en valentía finalmente.
ResponderEliminarLa reflexión sobre nuestros pasos futuros como casilleros hacia nuestros sueños es un hábito que resulta crítico para que nuestra vida se vuelva la vida que queremos vivir. Pero dicho de esa manera podría sonar como que no es gran cosa lo que hay que hacer. En ánimos de sumar a esta idea, quería añadir un par de reflexiones vinculadas a tu invitación:
1. Pre-pararse sabiendo que lo que ocurrirá será inevitablemente distinto de lo que tenemos planeado es fundamental para que el pre-pararse no genere una caída motivacional posterior, y
2. Pre-pararse sabiendo que, inevitablemente, todo lo que hacemos conforma finalmente nuestro "destino" y que, como tal, puede siempre llegar a ser sumamente trascendente, puede llegar a cambiar el mundo. En la práctica, he visto que esta noción genera grandes ganas de pre-pararse ante el futuro, le otorga a todo un gran sentido.
Exitos!
Querida Andre me encantó tu artículo, es una inyección para aquellos que por más que aceptamos retos en nuestras vidas y que de alguna forma afrontamos cosas nuevas de la mejor manera, nos sacude y nos ayuda a planear el futuro.
ResponderEliminarNo sólo me pre-pararé sino que pre-gustaré ya de lo que decida hacer en el año 2012.
Un beso queca desde Lima-Perú