Hoy se espera que los ejecutivos
estén en capacidad de liderar más allá de los límites de sus propios equipos de
trabajo. Un líder que no esté en condiciones de generar un impacto fuera de sus
fronteras y que no logre transformaciones junto con pares, clientes, referentes
claves dentro y fuera de la organización, es un líder que consideraríamos hoy
por hoy, como un líder incompleto. Se consolida así el concepto de Liderazgo
360°. Un líder que es capaz de guiar
a su equipo, influir en su jefe,
generar alianzas con sus pares, y
tener el carisma suficiente para
impactar en su entorno, todo ello en función al logro de determinados
objetivos. ¿Es esto fácil? La
respuesta contundente es no. Por lo
mismo el liderazgo 360° es una
competencia muy escasa y altamente valorada. No se nace con ella, se construye y se fortalece con la
experiencia, con decisiones, tomando riesgos y con la apertura necesaria para
pedir y recibir feedback de diferentes fuentes.
¿Y
por dónde empezar esta construcción?
Existe sí una piedra angular del Liderazgo 360°, que es la pieza sobre la cual
se cimentan el resto de variables: el liderazgo del equipo, el liderazgo
respecto a pares, al jefe, etc. Y esa piedra angular es el Liderazgo Personal. “Primero
he de liderarme a mí mismo para luego liderar a los demás” (Kenneth Blanchard). Y es que el liderazgo personal transciende el ámbito
laboral, familiar, social. Las palabras
pueden inspirar, pero los ejemplos arrastran. Por ende la construcción del
liderazgo personal empieza por las decisiones y elecciones que las personas
toman en su vida diaria, los valores que viven más allá de los que fomentan. El
“walk
the talk”. Irónicamente, sucede que los líderes destinan muy poco o
ningún tiempo para construir, evaluar, reflexionar acerca de su liderazgo
personal. Se encuentran más bien abocados hacia el exterior: los resultados que
esperan dar, la imagen que quieren proyectar, aquello que identifican los otros
deberían mejorar y, ¿cuánto tiempo dedican a mirarse y cuestionarse a nivel personal?
Poco o nada.
Stephen
Covey, referente global del management y el liderazgo personal, llama la
atención permanentemente a cómo las cuestiones más importantes están
normalmente enterradas bajo capas de problemas apremiantes y preocupaciones
inmediata, de ahí que un primer requisito para la construcción del Liderazgo
Personal sea la gestión del tiempo y el
aprender a “parar”. Detenerse. “Cuanto más conscientes somos de nosotros
mismos, mayor es nuestra capacidad de tomar la actitud que más nos conviene en
cada momento. Este es el reto del desarrollo personal” (Oriol
Pujol). Todo líder ha de estar en
condiciones de poder dedicar tiempo a su desarrollo personal, pues sobre
él/ella se cimentan equipos, áreas, organizaciones, familias. Si esa piedra
angular no está lo suficiente sólida, el arco entero terminará tarde o temprano
por colapsar.
Principales indicadores del Liderazgo
Personal:
RESPONSABILIDAD
- ¿Cómo está el nivel de responsabilidad asumo sobre las circunstancias en las
que actualmente me encuentro (laborales, familiares, etc.)?
CONGRUENCIA - ¿Cómo
describiría el nivel de congruencia que demuestro hoy entre mi liderazgo
organizacional, familiar, social?
INSPIRACIÓN - ¿Qué
clase de inspiración proyecta mi historia/trayectoria personal para las
personas que están a mí alrededor (familia, equipo, amigos)?
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