Escenario: colegio . Escenario: entrevista de trabajo . Escenario: taller de algún tipo . Pregunta típica: ¿cuáles son tus principales fortalezas? (siempre viene primero) para luego presentar la contraparte, ¿y tus áreas de oportunidad?... (llamadas antiguamente “debilidades”). Recuerdo claramente que no me gustaban nada estas preguntas (siguen sin gustarme realmente), y recuerdo también que era mucho más generosa con las “oportunidades” que con las fortalezas. Hipótesis/razones se me ocurren muchas: falta de autoconocimiento, juicio crítico excesivo (hay quienes caemos en ser nuestros peores jueces), modestia (también se juega la falsa modestia), desinterés por activar las neuronitas para responder, etc., etc. Lo cierto es que con el tiempo he aprendido a equilibrar mucho más la lista (y qué rico que se siente cuando somos capaces de tener claridad acerca de aquello en lo que somos buenos) y ha sido en gran medida gracias a un toque de magia ( magia social para ser más precisa). ...