En las últimas semanas, he tenido la suerte de asistir a algunos eventos que me han teletrasportado a mis años de estudiante y mejor aún, a momentos en que disfrutaba de clases magistrales por la calidad de los maestros (sí tal cual, he tenido grandes y buenísimos maestros tanto en Arequipa, aquí en Lima como en Barcelona). Mi gratitud a cada uno de ellos. Y fue en una clase reciente que escuché la conocida historia del Rey Midas con un matiz diferente. Retomo aquí brevemente la historia primero… Había una vez un rey muy bueno que se llamaba Midas. Sólo que tenía un defecto: que quería tener para él todo el oro del mundo. Un día el rey midas le hizo un favor a un dios. El dios le dijo: -Lo que me pidas te concederé. -Quiero que se convierta en oro todo lo que toque - dijo Midas. -¡Qué deseo más tanto, Midas! Eso puede traerte problemas, Piénsalo, Midas, piénsalo. -Eso es lo único que quiero. -Así sea, pues - dijo el dios. Y fueron convirtiéndose en oro los vesti...