Ir al contenido principal

Caminante en la ciudad


Si la memoria no me falla, esta es la cuarta ocasión en que tengo la oportunidad de escribir mi entrega de Coaching Ahora desde un lugar ajeno a Lima (mi ciudad del día a día), y como suele ocurrir cuando estamos fuera de nuestro lugar habitual, en estos breves días de desconexión me maravillaba con cosas simples y bellas.

Es verdad que he tenido la suerte de pasar el fin de semana en una de las playas más bellas del norte de nuestro país (Las Pocitas en Máncora); y cierto es que no siempre tenemos la oportunidad de escaparnos de la locura de la ciudad a lugares así. La pregunta que se me venía a la mente es ¿cómo hacer para que en nuestro día a día podamos vivir en nuestras ciudades con ese espíritu que nos acompaña cuando estamos de viaje?

Y no me refiero la a actitud del “turista” con la cámara de fotos en mano olvidando incluso de apreciar la belleza por estar pedido detrás del lente o queriendo si o si llegar a la Mona Liza y perdiéndonos en el camino maravillosas obras de arte que además no tienen un millón de personas adelante lo que nos puede permitir apreciarlas incluso con mayor atención.

Me refería a la actitud del “caminante”. De aquel que se detiene, que disfruta tanto del camino como del destino. ¿Podría ocurrir que en nuestro camino cotidiano al trabajo exista algún rincón bello, algún paisaje que no nos hayamos detenido a apreciar? Podría ocurrir que quizás mantengamos esos ojos capaces de maravillarse (y de disfrutar) para las “vacaciones”, cuando en realidad las llamadas “vacaciones” muchas veces se reducen a pocos días en el año e incluso cada varios años.

Se me ocurre por eso que podría ser mucho más eficiente y feliz, trasladar la actitud del caminante a nuestro día y no esperar a que estemos de viaje, en un lugar diferente, para permitirnos respirar hondo y profundo, mirar las formas de los árboles, de un parque, los rostros de las personas que están a nuestro alrededor. Disfrutar más de nuestros amigos, de nuestra pareja, de la oportunidad de conocer a gente nueva.

Para animarnos a vivir con esta actitud de caminante comparto con Uds. “El Decálogo del Caminante” de Manuel Pimentel, citado por Juan Carlos Cubeiro en su blog (Hablemos de Talento):

“Primero. Ten sueños, metas e ideales. Conceden sentido a tu andar y marcan el norte a tu brújula vital. Justifican el esfuerzo que realizas. La sensación de acercarte a ellos te proporcionará felicidad en tu camino.
Segundo. Que esa meta te estimule, que no te aplaste. Metas más allá de tus posibilidades pueden frustrarte. Por el contrario, metas demasiado cortas pueden acomodarte y hastiarte. Deben conseguir que te esfuerces para dar lo mejor de ti, pero no amargarte ni alienarte.
Tercero. La felicidad no se concentra en el preciso instante de cruzar la meta, hay que saber encontrarla en cada etapa del camino. No la difieras en exclusiva al futuro logro de tus objetivos, disfruta de las pequeñas cosas de cada jornada. Establece metas intermedias; superarlas te estimulará y te reafirmará en el camino correcto.
Cuarto. A meta alcanzada, nueva meta planteada. Evitarás el hórror vacui de una vida sin proyecto ni norte. Esas nuevas metas no solo deben conjugarse con el más y más, sino con lo diferente y, sobre todo, con lo mejor.
Quinto. Apóyate en el bastón de tu talento, guíate por la brújula de tus sueños e ideales, y planta tus botas sobre la realidad. Los viejos caminantes saben que para llegar lejos deben marchar paso a paso, mirando al suelo para no tropezar, pero elevando la mirada a las estrellas para marcar el rumbo a seguir. Que tu inteligencia e intuición te ayuden a escoger la ruta más adecuada en las muchas bifurcaciones que se te presentarán cada día.
Sexto. El camino tiene sentido en su conjunto. Integra en él los capítulos duros, de dolor y sufrimiento. Aislados, te amargarán; insertos en tu vida entera adquirirán sentido. Lo comprenderás cuando tengas suficiente altura de miras como para poder comprender tu propio camino pasado y sepas aprovecharlo para el que aún te queda por recorrer.
Séptimo. Los demás caminantes reconocen en ti al personaje que tú proyectas. Eres lo que haces y no como piensas que eres. Raymond Carver escribió que "Tú no eres tu personaje, pero tu personaje sí eres tú". El personaje que los demás ven, es más real que la persona que tú te consideras en tu interior. Presta atención a lo que en verdad haces, y no te autojustifiques con la excusa de lo que piensas que eres.
Octavo. La coherencia entre tu persona y tu personaje, entre lo que piensas y lo que haces, te hará sentir bien. La incoherencia vital te hará el camino insufrible.
Noveno. Tu vida es una novela que escribes con tus actos. Conoce a tu personaje y desarrolla tus potencias en función de las circunstancias y de tus sueños e ideales. Comprende tu realidad de escritor de la propia novela de tu vida, influye en el argumento de tu novela y concede mayor protagonismo a tu personaje. Podrás comprender tu camino en su conjunto.
Décimo. No caminas solo. Tú felicidad también se encuentra en la de los demás. Lo que das, recibes. Ayuda con generosidad y no olvides que, además de las personas, también nos acompaña la naturaleza ubérrima con toda su vida hermana.
Un decálogo sencillo para un camino complicado de rosas y espinas. El de tu propia vida. ¡Suerte con ella, hermano!”

Que les parece elegir al menos 1 de los 10 enunciados y proponemos vivirlo esta semana plenamente. ¿Qué quiero hacer a partir de hoy para vivir como caminante incluso en lo cotidiano de mis días? (así vaya por la vida en auto, coche, combi, metro, bus, borreguero, a pie, etc.)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amo la humildad, pero el jueves me estrellé con la soberbia

  El martes facilité un taller sobre Conexión e Identidad para un equipo equipo extendido altamente comprometido. Al finalizar, conversé con la líder del área sobre los aprendizajes más destacados, lo prometedor que lucía su “carné de identidad” y, en algún momento, surgió el tema de la **humildad**. Lo planteé especialmente en el contexto de un equipo de “expertos”, y la idea hizo clic de inmediato. Me encantó lo que pudimos compartir y reflexionar al respecto.   Mi relación con la humildad se ha ido forjando y creciendo con el tiempo. Con cada experiencia, cada arruga y cada nueva cana, me conecto más con el valor de la humildad. La busco, la practico y la fomento en cada espacio que puedo.      Siendo todo lo anterior cierto, el jueves me estrellé con mi soberbia. Tenía un vuelo a Arequipa a las 5:20 a.m. y tomé todas las precauciones posibles: pedí un taxi con más antelación de la necesaria, activé dos alarmas y llegué al aeropuerto antes de las 3 a.m. Todo...

El Buitre, el Murciélago y la Abeja

Esta semana recibí gracias a dos generosos envíos (Lucero y Ale) tres interesantes historias que dicen así: El Buitre Si pones un buitr e en un cajón que mida 2 metros x 2 metros y que esté completamente abierto por la parte superior, el ave, a pesar de su habilidad para volar, será un prisionero absoluto.  La razón es que el buitre siempre empieza su vuelo desde el suelo con una carrera de 3 a 4 metros.  Sin espacio para correr, como es su hábito, ni siquiera intentará volar sino que quedará prisionero de por vida en una pequeña cárcel sin techo . El Murciélago El murciélago vuela por todos lados durante la noche. Una criatura sumamente hábil en el aire, pero no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo. Si se le coloca en el suelo en un lugar plano, todo lo que puede hacer es arrastrase indefenso y, sin duda, dolorosamente, hasta alcanzar un sitio ligeramente elevado del cual se pueda lanzar hacia el aire. Entonces, inmediatamente desp...

El Zorro, las rosas y un hermoso Principito

"Lo esencial es invisible a los ojos"... Es quizás para mi una de las frases mas sencillas pero profundas que atesoro en el corazón desde que leí El Principito por primera vez(ya perdí la cuenta por qué número de re lectura voy al día de hoy). Y cuando mas agitada esta la vida de uno, cuando mas cosas nos suceden y nos pueden preocupar, agotar, cuestionar... es cuando con mayor razón requiero volver a las palabras del Principito para que en su enorme sencillez y profundidad me recuerde cuantas cosas maravillosas e importantes son invisibles a los ojos. Aquí les comparto el capítulo XXI, uno de mis más grandes favoritos: CAPÍTULO XXI Fue entonces que apareció el zorro: - Buen día - dijo el zorro. - Buen día – respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie. - Estoy aquí – dijo la voz –, bajo el manzano... - Quién eres ? – dijo el principito. – Eres muy bonito... - Soy un zorro – dijo el zorro. - Ven a jugar conmigo – le propuso el...