Ir al contenido principal

Soy, Seré, Sería-Hago, Haré, Haría


A los 15 años tuve la oportunidad de cruzar por primera vez el gran charco gracias (primero a mis papás que pudieron enviarme) y al colegio que organizaba todos los años un intercambio cultural con diferentes Liceos y familias francesas, dándonos así la oportunidad de practicar el francés (en algunos casos “aprenderlo”) y conocer todo un mundo diferente. Se imaginarán ya la gran experiencia que fue y lo afortunadas  que fuimos en vivirlo. Recuerdo bien que tenía hartísimo temor de viajar tan lejos sin mi familia. Sucedió finalmente que alguna neuronita se impuso en mi cerebro y me comí la palabra que quería salir corriendo de mi boca: “no quiero ir, quiero quedarme” y hoy agradezco enormemente a esa neuronita (a veces viene bien dejarnos guiar por esas neuronitas más avezadas y aventureras).
Entre las muchas aventuras y aprendizajes que tuve el tiempo que estuve en tierras galas recordaba hace poco una anécdota que no me enorgullece (al menos no académicamente) pero que me provoca compartirla hoy con Uds. En todas las familias que nos recibían solía haber una joven de nuestra edad que era como nuestra “hermana”, con ella íbamos al colegio, y en general compartíamos el tiempo y las actividades. Yo tuve 4 hermanas maravillosas y estando en casa de la primera familia tuve mi primer shock: ...."je n'ai plus aucune idée du français". Era verdad, no tenía la más mínima idea de francés. No entendía nada de lo que me hablaban, solo atinaba a sonreír. Felizmente nuestro cerebro es maravilloso y el francés finalmente empezó a fluir.
Una de las primeras tardes, mi hermana estaba haciendo tareas y trabajaba justamente en unos ejercicios de la clase de español (o castellano para ser precisos como bien me enseñaron en mi querida Catalunya). Pensé: “en esto sí que la puedo ayudar y seguramente nos podemos entender”. Y me aliste feliz a ponerme a la tarea. Resultó que el trabajo consistía en redactar oraciones utilizando el “pretérito pluscuamperfecto”. Y en ese momento mi confusión y mi seguir soñando en francés sin entender mis propios sueños, volvió a tomarme por asalto. ¿Pretérito pluscuamperfecto?... Yo debía saberlo, yo era hispanohablante pero… ¿pretérito pluscuamperfecto?... seguramente me había saltado también alguna clase en la primaria. Qué hacer. Cómo explicarle a mi hermana francesa que no podía ayudarla en su tarea con mi propia lengua. Finalmente logré recuperar la calma y apelar a los recursos disponibles, busqué en su libro un ejemplo y en base al ejemplo pude ayudarla finalmente en la tarea: “Cuando Julie llegó a casa, Sophie había salido para el instituto”. Menuda aventura con los tiempos verbales y sus denominaciones.
Pero resulta que sin los tiempos verbales no podríamos existir, actuar, contar lo que hemos hecho, anunciar lo que haremos, comprometernos, disculparnos y un largo etcétera. Y se me ocurre también que a veces no somos plenamente conscientes del peso que tienen los verbos que utilizamos y, más aún, cuál son nuestros tiempos de conjugación preferidos. ¿Nos hemos detenido a “escucharnos”?, podríamos seguramente sorprendernos. ¿Qué diferencia hay entre las afirmaciones: “soy”, “seré”, “sería”. Y cuándo afirmo: “hago”, “haré”, “haría”? Una diferencia que se me ocurre en este momento es que la tercera afirmación en ambos casos suele venir acompañada de un famoso: “si…” ¿Nos empodera este “si”? Con cuánta frecuencia afirmamos “si me ganara la lotería, sería feliz”, “si mi jefe me tratara de otra manera, haría todo el trabajo mejor”, “si tuviera más tiempo, haría ejercicio”, y podría seguramente seguir.
Y me pregunto, ¿nos ayuda a ser más felices, productivos, asertivos, vivir constantemente bajo la sombra del “sí”?. ¿Será que algunos tiempos verbales son más empoderantes y más efectivos para lograr las cosas que nos proponemos?  Hay una frase que me encanta del querido maestro Yoda que encuentro nos puede calzar excelente aquí:

“Do or do not... there is no try”

(que podría leerlo como: “Hazlo o no lo hagas, intentar no es una opción”)


Cuando nos planteamos intentarlo ya partimos con el vaso medio vacío y probablemente termine más vacío aún. Qué verbo elegimos nos acompañe cuando nos proponemos una meta, cuando nos despertamos por la mañana y elegimos cómo pasaremos el día. “Hoy voy a ser feliz”, o nos decimos en silencio, “hoy intentaré ser feliz”. La propuesta de hoy es que nos detengamos y analicemos qué tipo de verbos solemos utilizar y cuáles son nuestras conjugaciones favoritas: yo hago, yo hacía, yo hice, yo haré, yo haría, yo haga… Y si nos ponemos más ambiciosos aún, además de revisar nuestros verbos y tiempos favoritos, podemos observar también en qué persona solemos hablar y más importante aún, pensar. ¿Nos atrevemos a utilizar la primera persona, asumimos la responsabilidad por nuestros actos, nuestros deseos, nuestros sueños?, ¿sabemos reconocer en plural cuando fue una tarea conjunta?, ¿utilizamos el tú, él, ella, ellos? O pasamos solo del yo al nosotros y olvidamos que a veces son quienes nos rodean los que hacen las cosas maravillosas.
Personalmente he podido comprobar lo liberador que resulta comenzar a usar de manera mucho más consciente la forma como nos expresamos y pensamos. Aún me falta mucho también por eso en clave de coaching, nos propongo a todos:
¿Qué frase, palabra,  me vengo repitiendo en los últimos años?, ¿cómo puedo transformarla para comenzar a obtener resultados diferentes?

Comentarios

  1. Contribución de Rafael B.: "Yo le agregaría SER-SABER -HACER. Este, es el proceso de la EXPERIENCIA"

    ResponderEliminar
  2. Reflexión de Anita: "me gusto mucho!!!, me acorde del libro Secreto, cuando la forma en como ordenas tus palabras; para hacer frases, dejando de lado las palabras negativas, para atraer lo positivo Yo creo que las frases Si hubiera... bla bla bla no existen es como que tuvo su tiempo y no se cumplio y mas suena como un lamento o arrepentimiento... medio que quedandose en el pasado,no? para mi hay que eliminarlo ese tiempo jajajajaja, muy buena redaccion Andreita me encanto leerte."

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Amo la humildad, pero el jueves me estrellé con la soberbia

  El martes facilité un taller sobre Conexión e Identidad para un equipo equipo extendido altamente comprometido. Al finalizar, conversé con la líder del área sobre los aprendizajes más destacados, lo prometedor que lucía su “carné de identidad” y, en algún momento, surgió el tema de la **humildad**. Lo planteé especialmente en el contexto de un equipo de “expertos”, y la idea hizo clic de inmediato. Me encantó lo que pudimos compartir y reflexionar al respecto.   Mi relación con la humildad se ha ido forjando y creciendo con el tiempo. Con cada experiencia, cada arruga y cada nueva cana, me conecto más con el valor de la humildad. La busco, la practico y la fomento en cada espacio que puedo.      Siendo todo lo anterior cierto, el jueves me estrellé con mi soberbia. Tenía un vuelo a Arequipa a las 5:20 a.m. y tomé todas las precauciones posibles: pedí un taxi con más antelación de la necesaria, activé dos alarmas y llegué al aeropuerto antes de las 3 a.m. Todo...

El Buitre, el Murciélago y la Abeja

Esta semana recibí gracias a dos generosos envíos (Lucero y Ale) tres interesantes historias que dicen así: El Buitre Si pones un buitr e en un cajón que mida 2 metros x 2 metros y que esté completamente abierto por la parte superior, el ave, a pesar de su habilidad para volar, será un prisionero absoluto.  La razón es que el buitre siempre empieza su vuelo desde el suelo con una carrera de 3 a 4 metros.  Sin espacio para correr, como es su hábito, ni siquiera intentará volar sino que quedará prisionero de por vida en una pequeña cárcel sin techo . El Murciélago El murciélago vuela por todos lados durante la noche. Una criatura sumamente hábil en el aire, pero no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo. Si se le coloca en el suelo en un lugar plano, todo lo que puede hacer es arrastrase indefenso y, sin duda, dolorosamente, hasta alcanzar un sitio ligeramente elevado del cual se pueda lanzar hacia el aire. Entonces, inmediatamente desp...

El Zorro, las rosas y un hermoso Principito

"Lo esencial es invisible a los ojos"... Es quizás para mi una de las frases mas sencillas pero profundas que atesoro en el corazón desde que leí El Principito por primera vez(ya perdí la cuenta por qué número de re lectura voy al día de hoy). Y cuando mas agitada esta la vida de uno, cuando mas cosas nos suceden y nos pueden preocupar, agotar, cuestionar... es cuando con mayor razón requiero volver a las palabras del Principito para que en su enorme sencillez y profundidad me recuerde cuantas cosas maravillosas e importantes son invisibles a los ojos. Aquí les comparto el capítulo XXI, uno de mis más grandes favoritos: CAPÍTULO XXI Fue entonces que apareció el zorro: - Buen día - dijo el zorro. - Buen día – respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie. - Estoy aquí – dijo la voz –, bajo el manzano... - Quién eres ? – dijo el principito. – Eres muy bonito... - Soy un zorro – dijo el zorro. - Ven a jugar conmigo – le propuso el...