¿Qué mujer mamá/profesional no quisiera escapar al menos por un
momento del torbellino mental que consume muchas veces nuestra cabeza? Entre
los hijos, el trabajo, el menú de la casa, el menú de las loncheras, las
compras de la semana, las actividades extracurriculares, las amigas que no
vemos tanto como quisiéramos, los outfits
que nos gustaría tener o armar, el ejercicio que hacemos o quisiéramos hacer
pareciera que ya casi no queda espacio para una.
Por ello no debiera causar sorpresa que el nuevo y mayor público
de videojuegos sean “mujeres de 35 años”, mujeres que seguramente además de
tener una profesión y en la mayoría de casos ejercerla exitosamente, son además
madres de familia y se encargan de mantener todo un mundo complejo en orden y
funcionando.
Los videojuegos, especialmente los que se descargan o utilizan
directamente desde los smartphones (como el conocido “cundy crush”), ofrecen ese dulce placer de sentirnos por un momento
atrapadas por algo divertido, retador, pero que nos ofrece la posibilidad de no
pensar, de abstraernos y poder escapar de esa vorágine en la que podemos llegar
a sentirnos atrapadas.
¿Y qué pasa cuando ese “mini escape” termina por atraparnos en una
vorágine aún mayor y posiblemente sin mucho sentido? Marcel Proust afirmaba:
“Si no mides lo que quieres, acabarás queriendo lo que mides”. Y por ello es que resulta importante
detenernos y pensar si aquel tiempo que consume de nosotras ese “mini escape”
responde a algo que realmente queremos, y si nos retorna algo de la energía que
nos consume.
Aquí comparto tres ideas que encuentro nos pueden servir para que
al necesitar un “mini escape” estemos seguras de elegir una alternativa que nos
distienda pero también nos enriquezca:
ü Establecer
un pequeño “diario de gratitud”, de preferencia usando un cuaderno en físico
(tiene otro peso anímico y neuronal aquello que escribimos a mano) pero vale
también el celular. Cada noche, antes de dormir, dedicar unos minutos para
anotar 3 cosas por las que nos sintamos agradecidas ese día. Incluso en los
días más grises descubriremos que si nos detenemos y buscamos, encontraremos
cosas por las que agradecer y eso es un bálsamo de energía para dormir bien.
ü Definir
un momento en el día con un tiempo máximo en el que si deseamos nos abandonemos
al celular para jugar nuestra aplicación favorita. Podemos poner una alarma, o
ayudarnos con el empalme a una actividad importante de tal manera que podamos
cortar y cumplir con el tiempo establecido. Así estaremos seguras de que somos
nosotras las que disfrutamos del pequeño escape y que no es la aplicación la
que tiene el control.
ü Responder
a la pregunta: ¿qué solía disfrutar cuando era pequeña?, ¿qué actividad o
mini hobby he dejado en el olvido?, ¿qué me impide retomarla? Y poner manos a
la acción.
Lo más satisfactorio será que aquello que decidamos hacer (y
medir) será algo que realmente nos importa y que aporta energía positiva a
nuestra ya recargada agenda vital.
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