En una entrega en la que el tema hiciera referencia al amor no podía dejar de utilizar estos hermosos “gordos” ya sello de otro de mis artistas peruanos favoritos: Marcelo Wong. Y escojo este que lleva el corazón a flor de piel. Justamente porque en esta ocasión, me doy cuenta, de que no importa por donde empiece, siempre termino al final en el amor.
Hace unos días tuve ocasión de tener un espacio de Coaching (desde el rol de coachee y no de coach, lo cual siempre es placer enorme) y revisaba junto a mi “coach” el tema de los valores. De “mis” valores. Ejercicio saludable para todos, por más obvio que nos resulte es increíble lo enriquecedor que puede resultar sentarse y definir, enlistar, priorizar nuestros valores. Nos puede dar luces enormes de lo que nos ocurre en el día a día. Bueno al menos, eso fue lo que me sucedió esta vez y aquí lo comparto.
Estaba compartiendo con mi coach que para mí el “servicio” era un valor muy importante. Y para ilustrarlo utilizaba algunos ejemplos personales que a mi modo de ver mostraban como tenía una preocupación especial por brindar un buen servicio fuera en uno u otro contexto. Y como todo ejemplo viene normalmente de la mano de un contraejemplo, lo conecté con la especial “sensibilidad” que tengo frente al servicio que brindan los mozos por ejemplo. Utilizo la palabra sensibilidad por no usar una seguramente más dura y negativa como “excesiva criticidad”. Y es así, me encanta cuando un mozo brinda un buen servicio pero también suelo reparar mucho cuando no lo hacen. Y sí, lo reconozco (quienes me conocen lo saben) en muchas ocasiones soy de las antipáticas que le plantean al mozo su molestia, o llenan las hojitas de evaluación del servicio, o puedo llegar incluso (ahora ya no con frecuencia) a hablar con el administrador. Así de “sensible” puedo llegar a ser.
Ahora, he de decir a mi favor también que soy también de las que usa esas mismas hojitas cada vez que recibe un buen servicio y procuro incluir todos los datos posibles especialmente el nombre de las personas involucradas. También he llamado a empresas a su call center para mencionarles que alguien de su compañía me había dado un buen servicio y quería dejar constancia. Suele suceder que no hay ninguna opción que diga “si lo atendieron bien y quiere dejar un reconocimiento marque X”, por lo tanto más de una vez mi llamada ha dejado un poco sin piso al inicio al interlocutor pero suele recibir finalmente acogida y me permiten dejar el nombre de la persona que de tan buena manera brindó el servicio.
Y regresando al punto del contraejemplo, le compartía a mi coach que ahora que veía en blanco y negra cómo el valor “servicio” era muy importante para mí, entendía mejor mi especial “sensibilidad” frente a algo tan cotidiano como la atención en un restaurant. Ahora, le compartía también que no me hacía feliz tener esta postura excesivamente crítica pues tengo total claridad que nadie desde la crítica cambia y menos aún mejora. Mi coach, con mucha habilidad me planteo directamente ¿qué me gustaría hacer al respecto?, ¿cómo me gustaría actuar?... Difícil, estábamos hablando de valores, y los valores son nuestras guías, nuestro norte a la hora de tomar decisiones… ¿cómo ir en contra de un valor?
La respuesta vino sola, para trabajar con algo que empataba con un valor sólo podría hacerlo desde otro valor, algo que fuera más importante aún para mí. Exploré por tanto mi lista de valores, y encontré el respeto. Plop! Sorpresa, me pregunté, ¿cuándo me comporto de manera excesivamente crítica con un mozo, por ejemplo, estoy demostrándole respeto con mi conducta?... seguramente no. Y fue mayor mi sorpresa cuando reparé que el valor que había rankeado rápidamente cómo número 1 en mi lista era el “amor” y no pude evitar preguntarme, ¿cuándo me comparto de manera excesivamente crítica con un mozo, se sentirá tratado con amor?...
Confieso que no lo había visto así nunca antes. Algunas lágrimas se me agolpaban en los ojos. Del servicio al respeto, y del respeto al amor. Sé que aún no he ganado la batalla pero al menos sé que mi pasión por el servicio está subordinada, para mí, al respeto y al amor. Quiero por ende, ante esos momentos que disparen en mi los altos estándares de servicio que tanto van conmigo, quiero que ahora detonen el respeto y el amor. Y sé que si estoy atenta, lo puedo y lo quiero hacer.
Ya les contaré cómo me va en esta nueva empresa. Por lo pronto nos invito a todos a detenernos y pensar en nuestros valores. Cuando estemos ante una situación que queremos cambiar, apelemos a lo que valoramos, es una excelente estrategia para conseguir la gasolina que necesitamos.
Así, en clave de Coaching:
¿Cuáles son mis valores? (si deseo además enumerarlos y rankearlos será mucho más potente aún)
¿Qué valor “me mueve” más fácilmente, cómo lo puedo utilizar más y mejor?
Y a todos los que deseen conocer más de la obra de Marcelo Wong les dejo dos link para visitar:
Me ha encantado tu blog, he leido un par de tus articulos y de verdad que te lo agradezco. Espero que cada vez mas personas lleguen a tus páginas. El amor es servir, servir es respetar y respetar es amar, un circulo de vida maravilloso.
ResponderEliminarTe invito a que pases por mi blog, recién creado... http://lavistacompartida.blogspot.com/2011/09/el-amor.html