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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Los amigos y la cuenta bancaria (Emocional)

Hoy desperté con una canción de mi chiquititud en los labios, “Mis Amigos” de Hombres G. Quizás a la mayoría le resulté totalmente desconocida pero para algunos (especialmente quienes compartimos aquellos años mozos de colegio) seguramente no solo recuerden el título de la canción sino que incluso ya han comenzado a tararear en su cabeza la melodía y hasta con letra incluida. Decía algo así: “…Y tus amigos que siguen unidos, que sólo esperan estrecharte en sus brazos, y ayudarte otra vez. Y ya no quedan lágrimas ni dolor, sólo un vaso de cerveza y una canción. Y en cualquier fiesta, encontrarás un amor o dos o tres, los que tú quieras, los que te pida el corazón. Abrázate a tus amigos, haz como yo. Porque si tu amor se fue, tus amigos están aquí. Si tienes que beber, tus amigos están aquí. Si no te encuentras bien, tus amigos están aquí. Si tú sientes que el sentido vas a perder, tus amigos sabrán qué hacer...” Luego de una noche de reencuentro con amigas con

La preciosa Alfombra Blanca

Estamos en tiempo de Navidad, las calles se llenan de luces, los comercios se llenan de gente, las pistas se llenas de más autos, por ende de más tráfico también. De una u otra manera todos nos vemos envueltos en este “tiempo navideño”. Tiempo de regalos también, de compras, de correrías, de estrés, de pensar mucho en dar, a veces sin querer se cae también en comparar… y vuelve a mi mente la reflexión de la entrega anterior acerca de las expectativas y cómo estas marcan nuestra capacidad de disfrutar o permiten que nos dejemos invadir por la frustración o desilusión. Me gustaría compartirles una breve historia que bien podría ayudarnos a seguir reflexionando y cuestionando nuestra postura respecto a las expectativas (y muchos temas más seguramente). Aquí la tienen… "Una madre de familia americana pasaba sistemáticamente la aspiradora cada vez que notaba que los largos pelos de la preciosa alfombra blanca que tenía en el recibidor quedaban desaliñados. No podía soportar q

Las Expectativas

Por primera vez realizo la entrega de esta columna un día después de mi ya clásico domingo. Problemas técnicos y una falla de previsión de mi parte impidieron que pudiera conectarme y compartir mi propuesta de reflexión de la semana. A quienes se quedaron a la espera, mis disculpas, y hoy me pongo al día. Así como disfruto tanto del Principito, otra de mis lecturas favoritas son las historietas de Mafalda. Cada uno de los personajes me es entrañable. Y pensando en lo que representan las expectativas en nuestra vida recordé, con una pizca de humor, esta tira donde Miguelito llama “amarreta” a la vida. Me ha ocurrido, en más de una ocasión, que el hecho de no ver mis “expectativas” cubiertas me ha generado algún sentimiento negativo. En algunos casos tristeza, desilusión o incluso frustración. El esperar algo, esperar a alguien, esperar un momento, creo que es algo muy humano. Pero se me antoja que cuando anteponemos nuestra expectativa a la realidad, tenemos en la mano y por adela