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Mostrando entradas de 2010

Los amigos y la cuenta bancaria (Emocional)

Hoy desperté con una canción de mi chiquititud en los labios, “Mis Amigos” de Hombres G. Quizás a la mayoría le resulté totalmente desconocida pero para algunos (especialmente quienes compartimos aquellos años mozos de colegio) seguramente no solo recuerden el título de la canción sino que incluso ya han comenzado a tararear en su cabeza la melodía y hasta con letra incluida. Decía algo así: “…Y tus amigos que siguen unidos, que sólo esperan estrecharte en sus brazos, y ayudarte otra vez. Y ya no quedan lágrimas ni dolor, sólo un vaso de cerveza y una canción. Y en cualquier fiesta, encontrarás un amor o dos o tres, los que tú quieras, los que te pida el corazón. Abrázate a tus amigos, haz como yo. Porque si tu amor se fue, tus amigos están aquí. Si tienes que beber, tus amigos están aquí. Si no te encuentras bien, tus amigos están aquí. Si tú sientes que el sentido vas a perder, tus amigos sabrán qué hacer...” Luego de una noche de reencuentro con amigas con

La preciosa Alfombra Blanca

Estamos en tiempo de Navidad, las calles se llenan de luces, los comercios se llenan de gente, las pistas se llenas de más autos, por ende de más tráfico también. De una u otra manera todos nos vemos envueltos en este “tiempo navideño”. Tiempo de regalos también, de compras, de correrías, de estrés, de pensar mucho en dar, a veces sin querer se cae también en comparar… y vuelve a mi mente la reflexión de la entrega anterior acerca de las expectativas y cómo estas marcan nuestra capacidad de disfrutar o permiten que nos dejemos invadir por la frustración o desilusión. Me gustaría compartirles una breve historia que bien podría ayudarnos a seguir reflexionando y cuestionando nuestra postura respecto a las expectativas (y muchos temas más seguramente). Aquí la tienen… "Una madre de familia americana pasaba sistemáticamente la aspiradora cada vez que notaba que los largos pelos de la preciosa alfombra blanca que tenía en el recibidor quedaban desaliñados. No podía soportar q

Las Expectativas

Por primera vez realizo la entrega de esta columna un día después de mi ya clásico domingo. Problemas técnicos y una falla de previsión de mi parte impidieron que pudiera conectarme y compartir mi propuesta de reflexión de la semana. A quienes se quedaron a la espera, mis disculpas, y hoy me pongo al día. Así como disfruto tanto del Principito, otra de mis lecturas favoritas son las historietas de Mafalda. Cada uno de los personajes me es entrañable. Y pensando en lo que representan las expectativas en nuestra vida recordé, con una pizca de humor, esta tira donde Miguelito llama “amarreta” a la vida. Me ha ocurrido, en más de una ocasión, que el hecho de no ver mis “expectativas” cubiertas me ha generado algún sentimiento negativo. En algunos casos tristeza, desilusión o incluso frustración. El esperar algo, esperar a alguien, esperar un momento, creo que es algo muy humano. Pero se me antoja que cuando anteponemos nuestra expectativa a la realidad, tenemos en la mano y por adela

El Zorro, las rosas y un hermoso Principito

"Lo esencial es invisible a los ojos"... Es quizás para mi una de las frases mas sencillas pero profundas que atesoro en el corazón desde que leí El Principito por primera vez(ya perdí la cuenta por qué número de re lectura voy al día de hoy). Y cuando mas agitada esta la vida de uno, cuando mas cosas nos suceden y nos pueden preocupar, agotar, cuestionar... es cuando con mayor razón requiero volver a las palabras del Principito para que en su enorme sencillez y profundidad me recuerde cuantas cosas maravillosas e importantes son invisibles a los ojos. Aquí les comparto el capítulo XXI, uno de mis más grandes favoritos: CAPÍTULO XXI Fue entonces que apareció el zorro: - Buen día - dijo el zorro. - Buen día – respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie. - Estoy aquí – dijo la voz –, bajo el manzano... - Quién eres ? – dijo el principito. – Eres muy bonito... - Soy un zorro – dijo el zorro. - Ven a jugar conmigo – le propuso el

Caminante en la ciudad

Si la memoria no me falla, esta es la cuarta ocasión en que tengo la oportunidad de escribir mi entrega de Coaching Ahora desde un lugar ajeno a Lima (mi ciudad del día a día), y como suele ocurrir cuando estamos fuera de nuestro lugar habitual, en estos breves días de desconexión me maravillaba con cosas simples y bellas. Es verdad que he tenido la suerte de pasar el fin de semana en una de las playas más bellas del norte de nuestro país (Las Pocitas en Máncora); y cierto es que no siempre tenemos la oportunidad de escaparnos de la locura de la ciudad a lugares así. La pregunta que se me venía a la mente es ¿cómo hacer para que en nuestro día a día podamos vivir en nuestras ciudades con ese espíritu que nos acompaña cuando estamos de viaje? Y no me refiero la a actitud del “turista” con la cámara de fotos en mano olvidando incluso de apreciar la belleza por estar pedido detrás del lente o queriendo si o si llegar a la Mona Liza y perdiéndonos en el camino maravillosas obras de

El niño pequeño

Hoy me gustaría compartir con ustedes un cuento muy especial: EL NIÑO PEQUEÑO de Helen Buckelin Había una vez, un niño pequeño que comenzó a ir a la escuela. Era bastante pequeño y la escuela muy grande. Cuando descubrió que podía entrar en su aula desde la puerta que daba al exterior, estuvo feliz y la escuela no le pareció tan grande. Una mañana, la maestra dijo: - Hoy vamos a hacer un dibujo. - ¡Qué bien!- pensó el pequeño-. Le gustaba dibujar y podía hacer de todo: vacas, trenes, pollos, tigres, leones, barcos. Sacó entonces su caja de lápices y empezó a dibujar, pero la maestra dijo: - ¡Esperen, aún no es tiempo de empezar! Aún no he dicho lo que vamos a dibujar. Hoy vamos a dibujar flores. - ¡Qué bien! -pensó el niño. Le gustaba hacer flores y empezó a dibujar flores muy bellas con sus lápices violetas, naranjas y azules. Pero la maestra dijo: - ¡Yo les enseñaré cómo, esperen un momento! - y, tomando una tiza, pintó una flor roja con un tallo verde. Ahora -dijo-

Recibir al Dar

Era viernes, final de día. Venía de tener una semana intensa, mucho trabajo, muchos pendientes, cantidad de urgencias. Pocas horas de sueño, muchas horas frente al computador. Contaba los minutos para que mi semana laboral medianamente terminara pues me sentía me sentía especialmente cansada. Un rico sándwich, generosamente preparado para mí por dos ángeles que tengo cerca, estuvo esperando durante todo el día por mí, y en la locura del día no me di el tiempo de comerlo. Cuando finalmente estaba por salir del trabajo, recordé el sándwich y no quise dejarlo aunque tampoco tenía hambre en ese momento. Se me ocurrió tomarlo y seguramente encontraría a alguien a quien se lo pudiera invitar. Así fue como salí de la oficia, bolso en un lado, mochila al hombro y el sándwich en la mano bien envuelto; y por dentro, sintiendo que una aplanadora había pasado por encima mío ida y vuelta. En el camino hasta la calle, pasando por el ascensor, el lobby del edificio y la frente; no encontré a

Mejor en compañía

Hoy me gustaría iniciar el blog con este vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=HkoWzjLca9U Así sea una publicidad, comparto de manera especial el slogan con que cierra el video: “ It’s smarter to travel in groups ” ( Es más inteligente viajar en compañía ). Ya que en compañía podemos hacer que las cosas, incluso las más difíciles, se vuelvan más llevaderas, suaves, amigables. Esa compañía puede ser una pareja, un amigo, amiga, varios, la familia, todos ellos. Pero qué importante es parar y mirar a nuestro alrededor y saber que si viniera un tiburón a nuestro encuentro podemos ayudarnos, apoyarnos, en una buena compañía . Y es aquella compañía que está ahí para compartir tu felicidad (hoy tengo el corazón aún hinchado de la emoción por haber compartido y saltado hasta el final en la Boda de una queridísima amiga), así como también es la compañía que nos brinda apoyo cuando el día nos abruma y necesitamos un hombro, una mano amiga, un abrazo incondicional. Sea que vivamos e

Arte y Artesanía

Kate Cold, es una intrépida periodista de la National Geographic y abuela decidida a brindar a su nieto (Alexander Cold - Jaguar -) experiencias inolvidables en los diferentes confines del mundo, en la novela de Isabel Allende “ Memorias del Águila y del Jaguar ”. Los años de experiencia y su pasión por las diferentes culturas le han dado una sabiduría especial (así como un temperamento único!) y resume con una frase una lección enorme sobre como vemos el mundo desde nuestro propio ombligo: “Lo que hacen los blancos es Arte y lo que hacen otras razas es Artesanía”. Más allá de la ironía y crítica evidente en su afirmación a la cultura occidental, esta frase de Kate me invita a reflexionar sobre lo común que nos resulta pensar que lo que nosotros hacer “la” forma adecuada de hacer las cosas. Los caminos que elegimos, las decisiones que tomamos, muchas veces las vivimos como si fueran “las” únicas alternativas válidas posibles. Sin querer miramos el mundo desde nuestro propio omblig

La Complementariedad

Imaginemos dos personas con habilidades aparentemente similares pero diferentes en la práctica. Podría parecer que no se necesitan mutuamente verdad? Ambas personas tienen habilidad para ubicarse, pero uno lo hace en base a datos del entorno, letreros, signos visuales, y la otra persona se ubica gracias a su capacidad para proyectar planos, leer mapas, conectar la lógica detrás de su construcción. Ambas personas pueden llegar finalmente a donde necesitan, cada una desde un enfoque distinto. Podría ser que juntas llegasen de manera más fácil a su destino? He descubierto que sí. Y que puede generar una satisfacción enorme. La complementariedad nos permite vivir experiencias diferentes, caminos diferentes. Y para vivirla es casi requisito indispensable permitirnos en algún sentido “cambiar de lugar”. Dejar de hacer lo que siempre hacíamos. Permitirnos probar enfoques diferentes, dejarnos llevar. Y a veces, que difícil nos resulta hacerlo. Queremos sin querer hacer siempre las cosa

Cambiar de lugar

Desde hace un par de semanas, gracias al cambio de mi dirección laboral, vengo viviendo la oportunidad de ser “ peatón ” en esta gran y un poco salvaje Lima por exactamente 3 cuadras, bueno 6 en total. 3 a la mañana, y 3 al finalizar el día. En ese brevísimo tramo estoy soy testigo de cómo los autos simplemente no reparan en la existencia de los peatones, no importa si estos autos son taxis, camionetas último modelo, combis, autos grandes o pequeños. Para cualquiera que sea peatón de esta gran Lima o de cualquier ciudad con un tráfico similar, esta descripción seguramente no le llamará la atención en absoluto. Más no es mi interés reflexionar acerca del tráfico; sino de las personas que apreciando la vida y queriendo respetarla, cuando estamos al volante simplemente no olvidamos de demostrarlo y manejamos (o vivimos) con muchas de las conductas y actitudes de aquellos a quienes criticamos. Haciendo este ejercicio de autoconsciencia, me he descubierto a mi misma en más de una ocas

Elegir

Jornada cívica por estos lares. Todos los peruanos, o casi todos al menos, hemos tenidos la suerte de ir a votar. Recalco la palabra suerte porque a pesar del tráfico (caótico), las colas, y en muchos casos las largas caminatas; tenemos la suerte de poder votar, de poder elegir a quienes gobernaran nuestros distritos, ciudades, regiones. En las últimas semanas el tema del día eran las elecciones y nuestras preferencias electorales, y al margen de cuáles fueran sigo pensando que lo mejor de todo era justamente el poder tenerlas, y expresarlas. Continúo pensando que somos afortunados por ello. Ahora, como todo derecho viene con su contraparte de deber. El deber de responsabilizarnos por las elecciones que hacemos. Un amigo mencionaba hace poco que cuando se está fuera de la cancha es fácil criticar, pero mientras no seamos uno de los 11 jugadores que salen a la cancha, mientras no seamos directamente los entrenadores que preparan, acompañan y dirigen a esos 11 jugadores, seguiremos

Conspirar con el Universo

Hasta hace poco solía utilizar una frase cuando quería que las cosas me salieran bien o deseaba que a alguien le fuera bien en aquello que se proponía: “que el universo conspire a nuestro favor”. Me gustaba la idea de pensar que aquellas fuerzas del azar pudieran alinearse a mi favor, a favor de aquellos de mi entorno. Sigo pensando que es una frase con un poco de magia y una vibra positiva. Pero hoy, a partir de algunas lecturas y experiencias recientes, comienzo a ver un potencial diferente en la forma de mirar lo que sucede a nuestro alrededor, en las fuerzas azarosas del universo. Esta semana que termina fui testigo, de manera especial el día viernes, de cómo dejándome fluir con mi entorno lograba muchas más cosas de las que incluso me había propuesto. De manera tranquila, fluida, podríamos incluso decir “exitosa”. Tenía una lista muy larga de cosas por hacer y tiempo limitado, como todos. Salí con la intención clara de hacer al menos la primera y ahí estuve, en el aquí y el

El Buitre, el Murciélago y la Abeja

Esta semana recibí gracias a dos generosos envíos (Lucero y Ale) tres interesantes historias que dicen así: El Buitre Si pones un buitr e en un cajón que mida 2 metros x 2 metros y que esté completamente abierto por la parte superior, el ave, a pesar de su habilidad para volar, será un prisionero absoluto.  La razón es que el buitre siempre empieza su vuelo desde el suelo con una carrera de 3 a 4 metros.  Sin espacio para correr, como es su hábito, ni siquiera intentará volar sino que quedará prisionero de por vida en una pequeña cárcel sin techo . El Murciélago El murciélago vuela por todos lados durante la noche. Una criatura sumamente hábil en el aire, pero no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo. Si se le coloca en el suelo en un lugar plano, todo lo que puede hacer es arrastrase indefenso y, sin duda, dolorosamente, hasta alcanzar un sitio ligeramente elevado del cual se pueda lanzar hacia el aire. Entonces, inmediatamente despega . La Abeja La abeja,

Misturémonos

Este fin de semana tuve la suerte (suerte planificada que implicó comprar entradas con anticipación), de poder estar dos días en Mistura (para quienes nos leen desde lejos les adjunto el link para que conozcan esta maravillosa feria de la gastronomía peruana http://www.mistura.pe/ ). Tenía mucha ilusión de volver a estar en este evento. El año pasado quedé fascinada y este también. Es cierto que la gran cantidad de personas y las colas a veces parecieran deslucir el evento, y podemos frustrarnos al no llegar a comer “el” plato que queríamos, o no llegar por las colas a “todos” los rinconcitos del sabor que esperábamos. Pero hay algo que me seduce de esta feria que está más allá de la maravillosa comida, y es justamente lo que se resume en el lema que llevaba Mistura este año: “Todos reunidos”. Allí estuvimos, todos, peruanos y extranjeros de todos los colores y sabores, compartiendo el mismo espacio, el mismo plato, el mismo calor, colas, ilusión, emoción y sabor. Es eso lo que má

In&Out (por dentro y por fuera)

Esta semana, gracias a un envío recibido por partida doble (Lucero & Vica), llegó a mis manos un mensaje que me encantó y por ello, decidí compartirlo con mis contactos a través del Facebook. A la imagen acompañaba el siguiente texto: Jamás pierdas el estilo. No importa que tan mal te fue hoy continúa caminando erguido y sin perder el estilo como si no hubiera pasado nada!!!!!! ¡Mañana será un nuevo día! La intensidad de la imagen y el estado del gallo despertaron rápidamente comentarios. De una u otra forma muchos nos sentíamos identificados con el gallo, cuántas veces nos ha ocurrido tener un muy mal día, una semana terrible (o incluso meses… prefiero no poner años), donde no solo pareciera que nos levantamos con el pie izquierdo sino además sentimos que el universo entero conspira en nuestra contra. Nos encontramos golpeados, sin plumas, desaliñados, a todas luces (desde el exterior al menos) vencidos. Pero, ¿podría suceder que a pesar de todo este golpe externo, a

Cuando sea grande…

¿Alguno de ustedes recuerda esta canción? http://www.youtube.com/watch?v=pFHUhXYG0Xg “Será un ingeniero dice el abuelo, un gran arquitecto sería perfecto, y si es un artista que horror un bohemio, mejor una niña que cumpla mis sueños, que siga la huella de Jesús Nazareno, no, no mejor empresario será millonario, un doctor famoso, un físico loco y yo solo quiero aprender a respirar…” (Esperando Nacer, Pancho Puelma). Seguramente no todos la conocerán, pero seguramente sí todos recuerdan cuando éramos pequeños y nos preguntaban ¿qué quieres ser cuando crezcas?, ¿recuerdan qué era lo que soñábamos? Puede que sí recordemos nuestros sueños, puede incluso que los hayamos alcanzado o los estemos aún construyendo; pero lo cierto es que ya estamos aquí, ya crecimos , ya somos grandes, adultos. Ya no somos esos pequeños niños o niñas que despertaban las fantasías o anhelos de nuestros padres. Hoy somos ya ingeni

El nieto de Gandhi y los zapatos sucios de papá

Esta semana recibí un correo con una historia que me dejó pensando y me gustaría proponerla para la reflexión de esta semana. El Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi y fundador del instituto M.K. Gandhi para la Vida Sin Violencia, en su lectura del 9 de Junio en la Universidad de Puerto Rico, compartió la siguiente historia como un ejemplo de la vida sin violencia en el parte de sus padres: “Yo tenía 16 años y estaba viviendo con mis padres en el instituto que mi abuelo había fundado en las afueras, a 18 millas de la ciudad de Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar. Estábamos bien al interior del país y no teníamos vecinos, así que a mis dos hermanas y a mí, siempre nos entusiasmaba el poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine. Un día mi padre me pidió que lo llevara a la ciudad para asistir una conferencia que duraba el día entero y yo aproveché esa oportunidad. Como iba a la ciudad mi madre me dio una lista de cosas del supermercado que nec

¿Helado de limón o de chocolate?

Imaginemos que somos amantes de los helados, sencillamente nos encantan (para algunos seguramente nos resultará extremadamente sencillo imaginarlo). Imaginemos también que nos encontramos en una tienda maravillosa que vende los helados más ricos, frescos y apetitosos. No podemos esperar a probarlos. Se nos hace ya agua la boca. Al llegar nuestro turno, el amable dependiente que despacha los helados nos informa que podemos escoger el sabor que deseemos pero solo 1. No se aceptan combinaciones, es o uno u otro. La noticia nos desilusiona un poco al inicio, nos entusiasmaba probar distintos sabores; pero no importa. Todos serán igualmente maravillosos. Nuestros ojos aletean entre dos recipientes en especial, el dependiente lo nota y nos plantea la pregunta: ¿helado de limón o de chocolate?... y finalmente, escogemos. Nos entregan nuestro helado y es ese el único que podremos disfrutar. Limón o chocolate. Ahora me gustaría variar ligeramente la pregunta y el contexto. No estamos e

Los 3 mosqueteros

“Cuenta la historia que 3 mosqueteros acordaron un día que dormirían sonriendo para descubrir si era posible tener sueños felices y despertar así con una sonrisa en los labios. Sucedió entonces que uno despertó a mitad de la noche y no sabía si estaba sonriendo, pero al pensarlo sonrió y se volvió a dormir como duermen los bebes, muy plácidamente… El segundo durmió hasta tarde, recuperó horas de sueño y tranquilidad, al despertar no pudo saber si estaba sonriendo, pero al pensarlo sonrío … El tercero… Te invitamos a intentarlo, duerme sonriendo, y… quizás… esta semana, si lo buscas, descubras lo que vivió el tercero”. PD. Gracias Kari y Javi porque a pesar de la distancia siguen siendo mis mosqueteros.

Somos naranjas enteras

Hoy propongo ejercer un poco de rebelión contra algunos dichos o fantasías que recorren muchas veces nuestra imaginación y pensamiento, especialmente en lo que se refiere a la vida en pareja y el amor. Seguramente todos hemos escuchado (e incluso suspirado quizás algunos, me incluyo en algún momento) la famosa afirmación de que todos tenemos “una media naranja esperando por nosotros en algún lugar”. Y en la búsqueda de esa media naranja puede que se nos vaya la vida, la ilusión y la energía. Quiero para esta sana rebelión utilizar las palabras de mi querido amigo y sabio maestro, Borja Vilaseca. Él afirma: “Por más que nos lo hayan hecho creer, no somos medias naranjas: somos naranjas enteras”. Naranjas sí, ricas, jugosas, maravillosas. Pero enteras. Todos los somos. Y el ser conscientes de ello hace que dejemos de buscar afuera lo que solo nos podemos dar desde el interior: seguridad, confianza, paz, armonía. Cierto es que la vida en pareja, en una relación sana, positiv