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Mostrando entradas de julio, 2010

Estar en el lugar que queremos estar

La tarde de ayer sábado fue una tarde diferente. Gracias la generosidad de un querido y talentoso amigo pude disfrutar del evento de clausura de los talleres de la Escuela D1, más conocidos como Ángeles D1. Para quienes no hayan tenido aún oportunidad de conocer de esta maravillosa obra los invito a visitar la web (http://www.angelesd1.org/) Pase, en inmejorable compañía, aproximadamente 4 horas viendo a niños y jóvenes derrochar talento, alegría, emoción, en cada baile, intervención, escena. Salí rebosante de energía. Hoy, mientras le agradecía a Ricardo la invitación me planteó una pregunta sencilla: “¿qué es lo que más disfrutaste?” Respondí: - “La enorme energía y buena vibra que se respiraba en el ambiente”; - “El sano orgullo que se reflejaba en los rostros de los profesores y tutores al ver a sus chicos en el escenario”; y - “La felicidad que se veía en ti”. Ante esta última afirmación de mi parte, Ricardo respondió: “Es que estoy en lugar en que quiero estar”. ¡Qué bel

El Poder de un Abrazo

A quienes se han preguntado en algún momento: ¿estoy viviendo la vida que quiero vivir? Me gustaría hoy invitarlos a cambiar ligeramente la pregunta para así animarnos a responder… ¿Qué cosas estoy haciendo en mi día a día (o dejando de hacer) para llevar la vida que deseo? El cambio es sutil pero la diferencia reside en volvernos protagonistas de nuestra propia vida. Para ello, podemos empezar a responder por ejemplo... De las cosas que hago en el día, ¿cuántas contribuyen a acercarme a ser la persona que quiero ser? La forma como me relaciono y respondo a mi pareja, familia, hijos, amigos, jefe… ¿contribuye a hacerme más feliz? O ¿me hunde en el conflicto, el egoísmo, los celos, la depresión? Las decisiones que tomo durante el día, frente al tráfico, los problemas, las oportunidades… ¿son coherentes con mis valores y con la persona que anhelo llegar a ser? La respuesta reside en cada uno… Comparto como final de reflexión un video con un mensaje visual que refleja el

El Círculo Virtuoso

Seguramente la mayoría de nosotros ha escuchado hablar del “círculo vicioso”. Especialmente para hacer referencia a situaciones negativas, historias tristes que se repiten, ambientes nocivos. La referencia que me viene rápidamente a la mente es la situación de niños que nacen y se crían en hogares donde se vive violencia física (y/o verbal); ellos crecen sufriendo pero a la vez interiorizando esos patrones, y años más tarde, al tener a sus propias familias, repiten los patrones, golpeando, agrediendo, dañando la autoestima de sus propios pequeños. Sin embargo, existe también otra clase de círculo: el Círculo Virtuoso. Y este círculo el que nos permite beneficiarnos mutuamente de las cosas positivas, felices, útiles. Permítanme ilustrarlo con un ejemplo personal: para mí, el trabajar en éste espacio de reflexión y poder compartirlo semanalmente, es una forma de llenarme de energía positiva y conectar con las cosas que son más importantes para mí. Podría simplemente escribir una ref

Cruzar el río

Para la reflexión de esta semana comencé a preparar una especie de continuación del Botiquín Emocional presentado en la entrega anterior; pero en el camino mi propio Botiquín Emocional tuvo la suerte de llenarse con una conversación maravillosa (gracias a la generosidad de personas maravillosas). Y decido apostar por el cambio y la espontaneidad para cambiar la reflexión y permitirme hoy compartir con ustedes un desafío diferente. ¿Alguno ha tenido la oportunidad de cruzar un río?, quienes no hayan tenido la oportunidad de experimentarlo directamente, ¿podrían hacer un esfuerzo e imaginar la escena? Me imagino a mi misma buscando llegar a ese río que por tanto tiempo esperé cruzar, el río que me separa de una tierra hermosa, frondosa, llena de vida, en donde quiero estar. Sé donde está esa tierra, sé donde está el río que me separa de ella; pero aún me encuentro “preparándome” para cruzar ese río. Creo necesitar muchas cosas: ropa especial, sogas, equipo de seguridad, una br

El Termostato Emocional

Probablemente la mayoría de nosotros, y mucho más aquellos que tienen bebes o niños en casa; tenemos un termómetro en el botiquín de la casa. Y al termómetro se suman seguramente otros insumos básicos para atender una emergencia: alcohol, gasa, algodón, aspirinas, Aseptil Rojo (Maravilla curativa – mágica receta para muchos arequipeños), curitas, etc. Pocos pondrían en duda la utilidad de tener ese pequeño arsenal de atención casera. En esa misma línea, hoy les propongo que comencemos a ocuparnos (no preocuparnos, porque la preocupación no nos lleva a la acción; mientras que la ocupación nos invita directamente a los actos) de nuestro Botiquín Emocional. Pero, ¿qué colocar en un Botiquín Emocional?... Mi primera sugerencia es incluir un Termostato Emocional. Una herramienta a la medida para cada uno de nosotros (que se ajuste a nuestros estilos y características personales) que nos permita: primero, ser conscientes de cuál es nuestro estado emocional; y segundo, nos avise cuand

Hacer lo que nos gusta

El día de hoy, mientras observaba a un grupo de amigos jugar su clásica pichanguita de domingo, encontré la inspiración para la reflexión que me gustaría compartir con ustedes esta semana. Ellos estaban allí reunidos a pesar del frío, el almuerzo contundente del domingo, la fiebre mundialista, el cuerpo golpeado por una que otra amanecida en los días previos; con una sola constante: el disfrute de hacer aquello que gustan, jugar y jugar juntos. Y mientras las observaba se repetía en mi mente una frase que leí hace poco: “He decidido hacer lo que me gusta porque es bueno para mi salud”. Voltaire Hermosa afirmación. Y la pregunta que viene a mi mente estará seguramente ya con ustedes también: ¿con qué frecuencia hago aquello que me gusta?, ¿dedico tiempo para las actividades que más disfruto? O dejamos que nuestra salud se afecte negativamente por dedicarnos a hacer solo aquello que creemos que debemos, y no paramos a preguntarnos, qué es lo que en realidad queremos, ¿qué es

El sentimiento Vs. la acción

Hoy venimos de celebrar (al menos por estos lares) el Día del Padre, y para mí la figura de un padre, y de una madre, me remiten al amor incondicional por excelencia. Ese amor con el que los hijos podemos siempre contar y al que siempre podemos volver. Y a pesar de que en muchas ocasiones se apela al instinto para ilustrar ese tipo de amor, especialmente el materno, mi alma –rebelde- se resiste a aceptar que un amor tan maravilloso sea fruto del instinto. Me uno mucho más a la definición que propone mi gran amigo Javier Martínez de Marigorta (luz y energía maravillosa para todas las personas que tenemos la suerte de conocerlo): “¿Qué es el amor? Amor es amar y amar es un verbo, y como tal implica acción, movimiento, por ende voluntad.” Comparto así que para sentir amor, hemos primero de actuar amorosamente. Los padres hacia los hijos (despertando al amanecer primero para alimentar a su bebe y luego para recoger a los hijos adolescentes por ejemplo); los hijos hacia los padre

El fútbol, el Mundial y la Felicidad

Esta semana se inició el Mundial Sudáfrica 2010 y por donde uno mire (en la tele, en los trabajos, en los bares) hay ambiente de fiesta. Es una de las razones porque las que me declaro seguidora de la alegría de los Mundiales. Quise por ello compartir con ustedes una reflexión que nos permita conectar la emoción del futbol con esa búsqueda tan humana que es la búsqueda de la felicidad. Para ello elegí a Juan Carlos Cubeiro, coach ejecutivo, estudioso insaciable y persona maravillosa amante del fútbol (http://jccubeirojc.blogspot.com/ ) “He recordado, ¡cómo no!, a Nelson Mandela, al querido Madiba que ayer no pudo asistir a la inauguración del Mundial en su país por el fallecimiento de su bisnieta en accidente de automóvil. Mandela dijo: . Finalmente, para introducir a la Dra. Lyubomirsky, he apuntado por qué en mi humilde opinión debemos DECIDIR la Felicidad: - Para vivir más: Longevidad. - Para vivir mejor: Calidad de Vida. - Para relacionarnos mejor con nuestros semejantes:

Para que algo sea especial, basta creer que es especial...

Para esta semana propongo cambiar la lectura de una reflexión por la magia de las imágenes y el cine. Hay una película animada, Kun Fu Panda, que me inspira y me mueve a recordar el protagonismo que estamos invitados a asumir sobre nuestra propia vida. Cuántas veces nos descubrimos a nosotros mismos desanimados por no sentirnos “especiales”, por no ser especiales para alguién... y nos quedamos en la tristeza, la amargura, la queja. Y resulta que la magia no viene de fuera, no hay reglas, no está en el exterior. Sino en una decisión consciente y madura que se toma día a día. Este día es único para mí y lo será mi semana también porque soy la única que puede vivirla (“puedo ser una pequeña gota en el inmenso mar; pero si faltara el inmenso mar no sería el mismo”); la misma premisa aplica para cada uno de nosotros. Los invito a compartir un extracto de la película (toma unos minutos) y espero los inspire a vivir de manera especial cada día! http://www.youtube.com/watch?v=Mi2z

¿Cómo reconocer la zona de confort?

A raíz de la última entrega una de las personas que participa en la Lista de Distribución me planteó una pregunta muy interesante: ¿Cómo puedo darme cuenta que estoy en una zona de confort? Me gustaría para esta semana, ensayar con ustedes algunas posibles respuestas. La primera situación que viene a mi mente es quizás la más sutil. Estamos en nuestra “zona de confort” cuando no necesitamos esforzarnos ni movilizar nuestra energía, creatividad y talento para lograr algo. Cuando nos dejamos estar, como una pequeña rama a merced del viento. Claro que es gratificante estar tranquilo, sin estrés innecesario; pero no será que nos estamos perdiendo de vivir mejor y más intensamente. Si nada me desafía, ¿estaré desplegando todo mi potencial?; si no hay nada que me haga vibrar o esforzarme, ¿estaré viviendo la vida que soñé, que sueño, vivir? Allí quizás algunas señales para saber si estamos en una olla a punto de dejar de sentir nuestro propio cuerpo, como la rana del cuento. La se

¿Estaremos dentro de una olla?

Para iniciar esta nueva semana me gustaría compartir con ustedes una pequeña historia: “Un viejo refrán dice que si ponemos una rana en una olla con agua caliente, ésta saltará inmediatamente para escapar del peligro. Sin embargo, si ponemos la misma rana en una olla con agua tibia y agradable, y aumentamos gradualmente el calor hasta que comience a hervir, la rana no se dará cuenta de la amenaza hasta que sea demasiado tarde (y esté cocinada)”. Que tengamos todos una excelente semana! Y a sentir el agua en la que nos movemos. No esperemos nunca que sea demasiado tarde!

El Fuego

El fuego tiene algo que nos encandila… el calor, las llamas, su naturaleza juguetona, saltarina, nunca constante. Si fuéramos todos llamas de fuego… se animarían a pensar, ¿Qué tipo de llama quiero ser yo?, ¿qué tipo de llama soy en mi día a día? Comparto con ustedes una hermosa y breve historia. “Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso –reveló-. Un montón de gente. Un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fueguitos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende

Ver lo positivo o ver lo negativo, una elección

¿Qué elecciones hacemos en nuestros día a día?.- Todos podemos estar de acuerdo respecto a la afirmación de que existen “personas negativas” así como “personas positivas”. Hoy me pregunto, ¿nos hemos detenido a pensar en cuántas ocasiones actuamos como “personas negativas”? Personalmente valoro la capacidad de ver el lado positivo de las cosas, el disfrutar, el aprovechar el momento; aún así descubro que en mí día a día muchas veces actúo de manera diferente a lo que valoro. Dejándome ganar por la mala vibra y la insatisfacción. Gracias a Irene Orce, periodista de La Vanguardia, comparto con ustedes un cuento que me inspira a no dejar de estar atenta hacia mis propias reacciones, para buscar elegir qué respuesta quiero dar, cómo voy a reaccionar; porque podría incluso tener la razón, pero no estar viendo lo mejor que podría descubrir en las personas y en las situaciones. -Cuenta una historia que hace muchos años, un hombre muy sabio llegó a una gran ciudad para difundir sus e