Homenaje y gratitud en realidad, a vísperas del Día del Padre lo que más quiero compartir en este espacio es mi total convicción de que el mundo sería un lugar mejor, un lugar más feliz si hubieran más papás generosos, comprometidos y dispuestos a zambullirse en su rol de papás y apoyar a las mamás. Tengo la fortuna y la infinita gratitud de tener a mi lado un hombre así.
Y para muestra un botón como se solía decir. Tiempo atrás, cuando mi pequeño principito era aún un bebé pequeñito, recibí la propuesta de viajar a dictar un Seminario de 3 días para un Master en Santiago de Chile. Siempre he sido (y soy) de las personas que prefieren, por elección de vida, entrar a la piscina fría de un rápido chapuzón (o “huacacha” como diríamos en mi tierra natal, Arequipa), antes que de a poquitos, muerte súbita lo llamo. Para una lección oral solía ofrecerme de voluntaria para arrancar, no porque estuviera segura de mis conocimientos sino solo para no alargar la angustia!
Ante la propuesta, que me ilusionaba pues la docencia es también una gran pasión para mi, lo primero fue conversar con mi esposo y su respuesta generosa y rápida también, fue: “vamos”. Él sabia que yo no consideraría la posibilidad de dejar a nuestro bebe así que decidimos que haríamos el viaje los tres. Los meses volaron y llegó la fecha del viaje.
Como compartía al inicio, tengo la fortuna y dicha de compartir la paternidad de nuestro pequeño principito con un papá que desde el inicio estuvo al pie del cañón como diría yo, acompañando, apoyando, respetando también, siendo sostén incluso enorme para el hermoso espacio de lactancia exclusiva que quisimos tener; así y todo, casi nunca se habían quedado los dos solos, al menos no por muchas horas, menos aun un día entero. Los fines de semana solemos estar los tres, y entre semana principalmente nuestro pequeñín y yo.
Primer desafío entonces: atender al 100% a un pequeñín que ya anda como loquito, corriendo, saltando, comiendo, que gira como loco mil veces a la hora de cambiar el pañal, que tiene más energía que nosotros dos juntos y seguro que varios más; y todo ello, en otro país, en otra ciudad.
El desafío para mi era justamente irme, dejarlos, soltar… habiendo justamente elegido dejar de trabajar para estar a la lado de mi bebe, dejarlo para salir a trabajar por tantas horas seguidas por primera vez era también todo un reto. La gran ventaja: nuestro pequeño principito estaría con su papito, mejores manos, imposible. Así fueran muchas horas y muchos desafíos para los dos solitos.
La primera noche terminé clases como a las 9 y estuve casi a las 10:00pm con ellos. Encontré a mi principito hermoso dormido, plácida y felizmente. Por primera vez en 1 año y 3 meses se había dormido sin el arrullo de mis brazos y el calor de mi lechecita; durmió tranquilo y feliz en compañía de su papito. Sentí tanta emoción… Yo sabía que llegaría el día en que mi pequeñito no necesitara de mi presencia, de mi calor y de mi alimento para descansar feliz e imaginaba que sentiría igual algo de tristeza cuando llegara; lo que sentí finalmente fue una gratitud y emoción enorme porque sin ese papá maravilloso ese gran paso para los dos (para mi pequeñín y para mi) no hubiera sido posible, al menos no así de fácil y feliz.
Y regresé del viaje feliz y convencida de que si hubieran más papás así de generosos y maravillosos el mundo sería un mejor lugar, habrían más mamás contentas, más hijos seguros y felices. Y justamente con esta reflexión me gustaría invitar a las mamás lectoras a invitar y animar y apoyar a que los papás con quienes comparten este hermoso y enorme desafío puedan y se animen a ser papás así. No es fácil, las mamás a veces solemos invadir todo, criticar mucho, esperar también demasiado sin detenernos a pedir, verbalizar y agradecer.
Mi reconocimiento y admiración enorme también a todas esas mujeres guerreras y maravillosas que son mamá y papá para sus hijos.
Y en clave de Coaching me despido con 2 preguntas que nos motiven a seguir creciendo como mamás:
¿Qué conductas de mi pareja me ayudan a ser una mejor mamá?, ¿Cómo le dejo saber que reconozco y agradezco lo que hace por nuestro hijo/a/s?
¿Qué puedo dejar de hacer para brindar mayor espacio a mi pareja en su rol de papá?, ¿cómo lo alentaré?
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