En menos de dos semanas nuestro pequeño gran principito cumplirá un añito, y contra todo pronóstico (propio, pues yo decía que no valía la pena festejar el primer cumple pues son muy chiquitos) estamos organizando una pequeña celebración intima y familiar, pero celebración cumpleañera igual. Me reafirmo por ende en la gran sabiduría popular del "nunca digas nunca". ¿ Y qué me llevó a cambiar de parecer? Pues algo tan sencillo como la emoción pura y dura que me embarga. Me queda muy claro que él no se acordará de esta primera fiesta de cumple (al menos no como recuerdo formal tal cual hoy lo entendemos los adultos) pero claro que el cariño recibido y la emoción compartida igual quedan grabadas en el corazón, en la piel, suya y nuestra. Quiero celebrar, agradecer y compartir que me siento feliz y orgullosa de haber sido testigo y compañera de este primero año de vida de nuestro bebe, que quiero celebrar con mi esposo y decir: "lo logramos" sobrevivimos al primer a...